sábado, 6 de septiembre de 2014

COMO DEJAR LA COCAINA Y SUPERAR EL SINDROME





Después de ser procesada por primera vez en el siglo XIX, la cocaína fue usada como un anestésico local y para el tratamiento de neuralgias, alcoholismo o melancolía, pero pronto dejó de emplearse con fines médicos, al comprobarse sus efectos adversos y sus propiedades adictivas. Sin embargo, su consumo como estimulante ilícito no ha dejado de crecer desde los años 60 causando un complejo problema de salud: la adicción a la cocaína o al crack (cocaína procesada para ser fumada), enfermedad que requiere tratamiento médico. Uno de los principales obstáculos para la recuperación de los adictos que quieren dejar la cocaína, lo constituye el denominado síndrome de abstinencia. Otro de los aspectos fundamentales para abandonar el consumo de cocaína, es la desintoxicación hospitalaria y el control de la abstinencia, objetivos esenciales que responden a la pregunta de ¿cómo dejar la cocaína?

Los síntomas de abstinencia aparecen porque una vez en el cerebro, y como se ha descrito más arriba, la cocaína afecta a los neurotransmisores, que controlan el flujo de información entre las neuronas que activan los comportamientos y sensaciones en las personas. La cocaína y el crack actúan fundamentalmente en los sistemas serotonérgicos y dopaminérgicos, bloqueando el transporte de dopamina y haciendo que ésta permanezca libremente en cantidades elevadas, activando las sensaciones de placer y euforia.

Pero el uso prolongado de cocaína o crack hace que el cerebro se adapte al consumo, y que los niveles de dopamina disminuyan, por lo que la persona cuyo cerebro se ha habituado a la cocaína necesita aumentar cada vez más su consumo para obtener los mismos efectos de las primeras dosis. Esto significa que la cocaína ha afectado a los neurotransmisores y que el cerebro ha experimentado cambios en su circuito, de manera que sólo puede funcionar "normalmente" con la presencia de la cocaína.

En definitiva, el organismo se ha acostumbrado a la presencia de la cocaína en el cerebro como estímulo para la activación de los circuitos de recompensa y placer, y cuando cesa el consumo de droga, los circuitos de recompensa carecen de la sobre estimulación habitual y por tanto no son capaces de activarse. El resultado es el síndrome de abstinencia y un malestar que se experimenta como lo más opuesto al placer, por los bajos niveles de dopamina: fatiga, depresión y alteraciones en el carácter, lo que en muchas ocasiones hará que el consumidor vuelva a buscar la cocaína para sentirse bien. Este proceso viene a ser la principal dificultad para dejar la cocaína.


La abstinencia cocaína y crack no se manifiesta con síntomas físicos tan evidentes como con otras drogas adictivas. Con frecuencia no se presentan síntomas como los vómitos y temblores que suelen acompañar la abstinencia de la heroína o las convulsiones y delirio que ocurren con la abstinencia del alcohol. Esta ausencia de síntomas físicos evidentes ha hecho pensar en el pasado que la cocaína no era adictiva, cuando la verdad es que cada droga tiene sus propios y específicos efectos adictivos, que en el caso de la cocaína, son muy poderosos. De hecho, la búsqueda y el deseo compulsivo de droga, que es la marca distintiva de la adicción, acompaña al abuso de cocaína de manera más rápida e intensa que a muchas otras drogas ilegales.

SÍNTOMAS DE LA ABSTINENCIA DE COCAINA Y CRACK
(Síndrome de Abstinencia)
Depresión
Agitación
Insomnio o hipersomnia
Anorexia
Fatiga
Irritabilidad
Desórdenes psiquiátricos
Ansia o deseo compulsivo de cocaína

Los síntomas de la abstinencia de cocaína son ante todo psíquicos, y se suelen presentar en tres fases. Una primera de disforia inmediata tras el uso de cocaína y que puede durar hasta tres días, consistente en depresión, anteponía, insomnio, irritabilidad y deseos intensos de cocaína que remiten gradualmente y son reemplazados por el deseo de dormir. Pueden ser importantes la depresión mayor y las ideas de suicidio. En ocasiones, los consumidores se auto medican durante esta primera fase con sedantes, o consumen alcohol.

La segunda fase de abstinencia es la de mayor riesgo de recaída. Hay irritabilidad, ansiedad y disminución de la capacidad de sentir placer. El deseo de consumir aumenta especialmente en el contexto de estímulos ambientales. Dura entre una y diez semanas.

Por último, durante la fase de extinción, que sin un tratamiento adecuado puede durar años o incluso convertirse en crónica, el estímulo que desencadena el "Craig" o deseo compulsivo de cocaína puede ser progresivamente extinguido.


En definitiva, el síndrome de abstinencia es un obstáculo fundamental para la recuperación de la adicción a la cocaína. Pero la desintoxicación sin síndrome de abstinencia es posible. El síndrome de abstinencia de la cocaína no es un comienzo ineludible de todo tratamiento para superar la dependencia y dejar la cocaína, sino que por el contrario puede ser evitado con una específica intervención y tratamiento para dejar la cocaina.Tienes que someterte a un tratamiento sicológico para dejar ese vicio de drogarse es una etapa que cuesta mucho que es dejar las drogas porque cuando se tiene un vicio en raizado cuesta arrancarlo pero con muchos ganas. Como ya dijimos en la entrada anterior sobre un primer paso para dejar el alcohol, la finalidad de este post es únicamente la de informar y orientar sobre como dejar la cocaína, es una ayuda, consejos, una orientación para saber qué hacer para dejar de consumir. Así que en ningún caso pretendemos que lo que podéis leer a continuación sea un tratamiento para dejar el consumo de cocaína, ni tampoco estamos realizando un diagnóstico de dependencia hacia dicha sustancia. Para ello, la mejor opción es  que acudas a un centro especializado en adicciones (por ejemplo: un centro ambulatorio), allí sí podrán hacer un diagnóstico y elaborar un plan de tratamiento individualizado a las necesidades de cada persona. Quieres dejar de consumir cocaína?
 



Al entrar el THC al cerebro hace que el usuario se sienta eufórico o “high”, porque actúa sobre el sistema cerebral de gratificación. Este sistema está compuesto por las regiones del cerebro que gobiernan la repuesta de la persona a las cosas placenteras como el sexo o el chocolate, así como a la mayoría de las drogas de abuso. El THC activa el sistema de gratificación de igual manera que lo hacen casi todas las drogas, es decir, estimulando las células cerebrales para que liberen una sustancia química llamada dopamina.

Junto con la euforia, otro efecto reportado frecuentemente en los estudios en seres humanos es el sentirse relajado. Otros efectos, que varían considerablemente entre los distintos usuarios incluyen aumento en la percepción sensorial (por ejemplo, los colores se ven más brillantes), risa, percepción alterada del tiempo y aumento en el apetito. La euforia pasa después de un tiempo y el usuario puede sentir sueño o depresión. A veces, el consumo de marihuana produce ansiedad, temor, desconfianza o pánico.

El consumo de la marihuana deteriora la capacidad para crear recuerdos nuevos (vea más abajo “La marihuana, la memoria y el hipocampo”) y para desviar la atención de una cosa a otra. El THC también entorpece la coordinación y el equilibrio al adherirse a los receptores en el cerebelo y los ganglios basales, que son las partes del cerebro que regulan el equilibrio, la postura, la coordinación y el tiempo de reacción. Por lo tanto, también se ve afectada la capacidad de realizar tareas complicadas, de hacer deportes, de aprender y de conducir un vehículo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario